Mírate. ¿A quién ves? A una chica
insegura, que no cree en sí misma, que se ha olvidado de quien era. Una chica
que tiene miedo a lo que pensaran los demás. Alguien que pensaba que nunca podría
llegar a ser. Y esta chica que ves, no eres tú. Tampoco eres ese 90 60 90 ni el
culo de piedra ni una polla así de grande. No eres un vestido ceñido ni unos michelines.
No eres la talla de tu sostén ni la cantidad de estrías que tienes. No te
reduces al número de hombres o mujeres que tienes a tus pies. No eres cien
abdominales ni un montón de calorías. No. Las personas no son feas por eso. Lo
que hace fea a una persona es ser insegura, no creer en sí misma. No quererse.
Si realmente quieres ser guapa, sonríe, demuéstrale al mundo lo preciosa que es
tú sonrisa. Y que una sonrisa no es bonita por tener los dientes rectos o unos
labios gruesos; una sonrisa es bonita por lo que te transmite al verla. Porque
tú eres el contenido de tu personalidad. Eres todos tus sueños e ilusiones que
intentas día a día conseguir. Eres tus sentimientos y pensamientos que invaden
tu cabeza. Porque la belleza no se mide en lo que pesa tú masa corporal, si no
en cuanto mide el alma que llevas dentro.
Con esto, y más
"Y ahora, mientras pueda, me sostengo con ambas manos, por que siempre creeré que no hay nada que necesite, excepto a ti"
lunes, 28 de mayo de 2012
jueves, 10 de mayo de 2012
¿Alguna vez has tenido miedo?
En muchas ocasiones el miedo se me viene encima. Se apodera
de mí. Dejo de ser yo para convertirme en alguien insegura, que es incapaz de
pensar porque sabe lo que se le viene encima. No es miedo a perder a mis
amigos, es miedo a creer que algún día puedan olvidar lo que fui hoy. No es el
miedo a apartarme de cierta gente, es el miedo a quedarme sola. No es la preocupación
de olvidar el pasado, es miedo a olvidar lo que me dé pie a seguir adelante. No
es miedo a que me hagan daño, es miedo a las cicatrices del mañana. ¿Qué? De
miedos hay muchos, ¿eh? Y parece que la mayoría se apoderan de ti cuando peor
estás. Te persiguen y te acosan. ¿Parece que últimamente nada te sale bien? En
efecto. Estás en un bucle del que tu
cabeza no te deja salir. Una puta mierda. Aquí no valen familias ni medios
amigos. Ni tampoco la gente que te apoya. Aquí estás tú, sola, en tu cabeza.
Sin salidas. ¿Pero sabes qué dicen? Que el miedo vive a base de tu dolor. Que
cuando dejes de preocuparte de las consecuencias, empezarás a verlo todo de
diferente manera. Que aunque tires pintura blanca en una pared negra, no
conseguirás a la primera que se vuelva blanca, pero puedes conformarte, de
momento, con que sea gris. ¿Y qué más da como acabemos hoy? Si total, no
podemos escapar de nuestro destino. Toda agua, nace en la montaña, vive en el río
y muere en el mar. ¿Y sabes qué más? Que el que se piensa las cosas dos veces,
acaba haciendo nada.
lunes, 7 de mayo de 2012
Que he cambiado? Pues si, he cambiado más o menos, un mundo y medio. Me he vuelto una extrovertida, y a veces incluso atrevida. Hablo todo lo que puedo y me río aún más, ¿habéis escuchado eso de que reír alarga la vida? Pues yo quiero ser inmortal. Se me siguen atragantando los sentimientos, pero he conseguido aprender a expresarme de un forma más o menos decente. Dejé las mentiras piadosas para convertirme en la sinceridad en persona. La autoestima sigue donde estaba, pero ahora pienso que no soy tan buena como todo el mundo cree. Al menos, ahora solo me muero de vergüenza en determinadas ocasiones, lo demás lo llevo bien; y el único miedo que conservo es al de quedarme sola. Sigo rindiéndome con facilidad aunque ahora me molesto en disimular y, a veces, incluso soy capaz de luchar por algo... si de verdad me importa. También he descubierto que la bondad mundial es un chiste, y la gente no hace más que decepcionarme. He viajado, he visto un montón de cosas, conozco a muchísima gente... y me importa muy poca. Tengo la sensación de que el número de personas que realmente saben quién soy es inversamente proporcional a mis deseos de que a todo el mundo le guste lo que ve. Y sí, sigo siendo igual de perfeccionista, y nunca me parecerá que doy lo suficiente de mí misma. Sigue dándome pánico hacer el ridículo, pero cuido cada uno de los pasos que doy para que eso no suceda. Hace mucho que no me quedo con ganas de hacer nada... y jamás me arrepentiré de algo que haya hecho. Vivo con la presión constante de hacer de mi existencia algo genial que valga la pena. Y ni siquiera sé si yo valgo la pena.
fotografía: Anna y Marta
miércoles, 2 de mayo de 2012
Enamorarme por decimo quinta vez cada vez que me dices princesa.
Quizás hoy no sea el mejor día para hablar de promesas.
Quizás no sea el mejor momento para proponerse una meta. Quizás hoy no valga la
pena seguir mirando hacia el pasado, ni al presente y mucho menos al futuro.
Hoy simplemente me siento insostenible. Necesito una razón por la que me dé pie
a levantarme cada mañana. Una sensación nueva y una acción que me haga latir
con fuerza. Una reacción que me haga sentir viva. Alguien o algo así tan como
tú. Como tu puta sonrisa y esa manía de contagiarla. Tú, tu primavera,
invierno, verano y otoño. Esas manías tuyas de enamorarme por decimo quinta vez
cada vez que me dices princesa. O de querer aumentar un 245% la fuerza de
atracción entre tú y yo. Algo que confunda a mis acciones involuntarias por el
querer besarle. Sentir que necesitamos besarnos hasta que se desgarren los
labios. De ser tan opuestos, que se complementen tanto, que lleguen a ser uno. Alguien
o algo así tan como tú y como yo. Pídeme lo que quieras, excepto que deje de
quererte. Y solo pongo una regla: contigo.
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