Vas de camino en camino, cambiando de dirección continuamente, sin saber a dónde vas, pero te da igual, porque irás con aquellos que pase lo que pase, seguirán ahí. Los que día a día son la razón de cada sonrisa, los que te valoran más de lo que tú piensas, y que si los perdieses, te pierdes a ti misma.
Y llega un momento, que te pones a pensar, en lo afortunada que eres de tener lo que tienes, y te da la sensación de tocar el cielo, de que no puedes ser más inmensamente feliz, que quieres gritarle al mundo lo que en ese mismo instante sientes, salir corriendo, a cualquier lado, enseñarle al mundo tu inmensa sonrisa y que nada ni nadie te la pueda cambiar.
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