Con esto, y más

"Y ahora, mientras pueda, me sostengo con ambas manos, por que siempre creeré que no hay nada que necesite, excepto a ti"

jueves, 19 de enero de 2012

La vida la había hecho cambiar, para bien o para mal, pero era diferente a hace unos años. Un par de mechones de pelo le rozaban la mejilla izquierda. Tenía los labios rotos e iguales que sus medias. Hacía frío en la calle, pero el calor corporal superaba los veintisiete grados. Me sonreía sin ningún rencor.
            -   Hacía mucho tiempo que no te veía – dijo ella sin cambiar la dirección de su mirada
         -  Has cambiado mucho – hice una pausa metiéndome las manos en los bolsillos de la chaqueta – te veo más feliz.
            -   Puede ser… O quizás solo lo aparento ser. Como ya sabes, la gente en el pasado me ha hecho mucho daño, sin importarle las consecuencias, cicatrices o todo lo que conlleve para la otra persona hacerlo. – me dijo mientras encendía un cigarrillo con un mechero rosa – He cambiado mucho de aires. Ahora no me relaciono con esos pijos de mierda, los hijos de papá – le dio una calada a aquél cigarrillo – Me cansé de la gente que usa palabras que ni siquiera sabe lo que significan y que compra a la gente con promesas e ilusiones. – Hizo una pausa - Puede que ahora me veas más feliz. Los palos de la gente hacen despreocuparte de los problemas. Y también te hacen esconder tus miedos, para no ponerles la forma de joderte la vida con tan  solo un suspiro. Ver, callar y sonreír. A nadie le importan los problemas de los demás, todos tenemos suficientes con los nuestros. Antes pedía un príncipe azul que estuviese conmigo para solucionarme los problemas, mi héroe; el que me calmaría mis días de mala leche y el que compraría rosas todas las mañanas que cayesen en número veinticuatro. Pero ahora he dejado de pedir imposibles. Solo he conocido a una persona que me ha enseñado las maravillas del mundo – capté la indirecta -  con o sin maquillaje, con o sin ropa, con o sin sonrisa, con él o sin él.

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